Cuenta la leyenda, que los primeros habitantes de "Saposoa", se colocaron en el lugar de las nacientes del rio "Saposoa" y que allí vivían felices y contentos de la caza y de la pesca; pero un día, cuando estaban celebrando sus fiestas tradicionales entre danzas, libaciones y ofrendas a sus dioses, apareció el temible Lope de Aguirre y sus huestes que estaban en busca del codiciado Dorado.
Estos venían sedientos de sangre y riqueza, y al grito de "¡Santiago! ¡Viva el Rey!", atacaron a los indefensos Indios quienes al escuchar el estampido de los fusiles y sentir sus terribles efectos, huyeron despavoridos abandonando el lugar pensando que el "Diablo" se había apoderado de ellos.
Los Españoles como demonios saquearon y destruyeron el poblado apoderándose de todo objeto valioso que encontraban, luego bajaron de sus balsas hasta llegar al rio Huallaga y siguiendo por estas aguas, llegaron al Pongo que hoy lleva su nombre.
Aguirre con su arcabuz mató a un Águila que allí habitaba y era el terror de cuanto viajero se atrevía a pasar por dicho Pongo. Los sobrevivientes de aquella horrible matanza, como fugitivos bajaron caminando por las orillas del rio Saposoa y se establecieron donde actualmente se asienta la ciudad de Saposoa, junto a la Laguna llamada Cocha Grande junto a una planicie de las Colinas del Churucho.
Cuentan también los antiguos pobladores, que algunos sobrevivientes del Sapo Perdido, quisieron regresar para recoger sus pertenencias dejadas durante el éxodo, pero nunca pudieron llegar, ya que la antigua ciudad de Saposoa se había convertido en una enorme laguna cuya "madre" era un enorme Toro Bravo que al notar que alguien se acercaba, bramaba y desencadenaba una terrible tormenta con rayos y truenos que atemorizaban al mas valiente en esa zona del SAPO PERDIDO o también conocida, como la antigua ciudad de Saposoa.