Cuenta la leyenda que el Dr. S. Weir Mitchell, quien dormía profundamente, después de tener un agotador trabajo durante el día, fue despertado por un desesperado timbre de su casa que no dejaba de sonar.
Al abrir la abrir la puerta, vio a una indefensa niña, que tiritaba de frío y que en sus hombros tenía una chal. La niña le pidió desesperadamente que la acompañe a su casa, pues su madre esta muy enferma.
Al abrir la abrir la puerta, vio a una indefensa niña, que tiritaba de frío y que en sus hombros tenía una chal. La niña le pidió desesperadamente que la acompañe a su casa, pues su madre esta muy enferma.
El Doctor accedió a tal petición, y acompañó a la niña por las nevadas calles, la niña le guió hasta unas escaleras de su casa y cuando el médico entró, encontró a una mujer postrada en la cama y la reconoció como una antigua sirvienta que tenía en su casa, inmediatamente, mandó a su ayudante a traer medicinas para Neumonía, pues era la enfermedad que la mujer presentaba.
Al amanecer, la paciente, se encontraba mejorada, y el Doctor la felicitó por tener una hija muy obediente y responsable, a la que la mujer se sorprendió y le dijo que su hija había fallecido hace dos meses y que lo único que guardaba de ella, eran unos zapatos y su chal.
El médico, se sorprendió al ver, en un armario el chal con la que la niña fue y la despertó en la madrugada. La niña nunca mas apareció.
El médico, se sorprendió al ver, en un armario el chal con la que la niña fue y la despertó en la madrugada. La niña nunca mas apareció.
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