En la parte norte de la ciudad de San Ignacio, se encuentra ubicado un cerro que presenta una forma muy inusual, presenta la figura con la apariencia de una majestuosa mujer sentada sobre un sillón. De la base de esta roca fluye un agua cristalina que nunca se opaca y en el trayecto de su recorrido crecen flores y rosas con pétalos brillantes.
Cuenta la leyenda que en sus aguas, algunas veces, se ve nadar una patita que tiene las plumas de oro y se dice que, quienes han tratado de cogerla, han perdido la razón.
Se cuenta que hace muchísimos años, en dicha zona, existía un cerro a quien le llamaban campana, en este lugar, existía una ciudad muy hermosa, cuyos habitantes se enemistaron con el jefe de otra tribu, cierto día se levantaron todos ellos contra la tribu enemiga. En tal pelea, el jefe de la tribu enemiga fue herido y escapó rumbo a la sierra, donde se entrevistó con un brujo y le pidió encarecidamente que encantara a todo sus atacantes y a el cerro donde habitaban.
El brujo aceptó la petición del jefe y encantó a toda la población que se convirtieron en rocas y al cerro que se convirtió en laguna.
Cuentan los pobladores que al pasar por el cerro campana en día jueves o viernes Santo, escuchan el sonido de una campana, el canto de gallos y, de vez en cuando las melodías de una banda de músicos