Cuenta la leyenda, que hace mucho tiempo, había un hombre muy pobre, que siempre estaba de mal humor, tenía un perro a quien maltrataba, por su mala suerte.
Kakasbal (dios del mal), decidió tentarlo, le dijo al perro: Si tu dueño es de muy malos sentimiento para contigo: ¿Por qué no lo abandonas?. El perro, muy triste le dijo: Es mi amo y debo serle fiel.
Kakasbal, insistió y le dijo: Yo podría ayudarte a escapar, te conseguiría una familia. Pero el perro dijo: Por nada lo dejaré. No importa que no me quiera, yo siempre le seré fiel.
Pero tanto insistió Kakasbal que el perro, por quitárselo de encima, le dijo: Creo que me has convencido, ¿dime que debo hacer? y Kakasbal le dijo: Sólo entrégame tu alma.
El perro le dijo: te daré mi alma, pero si me das un hueso por cada uno de mis pelos, kakasbal aceptó y comenzó a contar. Cuando ya estaba por la cola, el perro pensó en su amo y sabía que si el mal, terminaba de contar sus pelos, tenía que abandonarlo. En ese momento el perro dio un gran salto y la cuenta se perdió. Kakasbal, enojado, le preguntó: ¿Por que te mueves? . Y el perro le dijo: No puedo con las pulgas que me comen día y noche. Vuelve a empezar.
Cien veces Kakasbal empezó la cuenta y cien veces tuvo que interrumpirla porque el perro saltaba. Al fin, Kakasbal dijo: No cuento más. Me has engañado; pero me has dado una gran lección. Ahora sé que es más fácil comprar el alma de un hombre que el alma de un perro.