Cuenta la leyenda, que una vez un hombre bueno, tenía muchos problemas en la vida y quiso solucionarlos vendiendo su alma al diablo. Al diablo le agradó la idea de llevarse el alma de un hombre bueno.
Cuando lo invocó, le pidió al diablo 7 cosas a cambio de vender su alma, una para cada día. Para el primer día quiso dinero y en seguida se vio con los bolsillos llenos de oro.
Cuando lo invocó, le pidió al diablo 7 cosas a cambio de vender su alma, una para cada día. Para el primer día quiso dinero y en seguida se vio con los bolsillos llenos de oro.
Para el segundo quiso salud y su salud fue perfecta, para el tercer día, quiso la mejor comida y tuvo comida riquísima, para el cuarto día quiso una esposa bella y la tuvo, para el quinto día pidió viajar y en abrir y cerrar de ojos.
Estuvo en mil lugares, para el sexto pidió ser famoso y lo obtuvo de inmediato y sabiendo que sólo le quedaba un día, al séptimo día pidió que el diablo lave unos frijolitos negros hasta que estén blancos.
Estuvo en mil lugares, para el sexto pidió ser famoso y lo obtuvo de inmediato y sabiendo que sólo le quedaba un día, al séptimo día pidió que el diablo lave unos frijolitos negros hasta que estén blancos.
El Diablo, se puso a lavarlos, pero como no se blanqueaban, pensó:
"Este hombre me ha engañado y perdí un alma. Para que esto no me vuelva a suceder, de hoy en adelante habrá fréjoles negros, blancos, amarillos y rojos".
"Este hombre me ha engañado y perdí un alma. Para que esto no me vuelva a suceder, de hoy en adelante habrá fréjoles negros, blancos, amarillos y rojos".